Efectividad de la iglesia en el cumplimiento de su misión



Por Abdiel Morfa

 

Así que las iglesias eran confirmadas en la fe, y aumentaban en número cada día”

 

Hechos 16:5


El libro de Hechos de los Apóstoles describe lo que estaba viviendo la iglesia del primer siglo de la era cristiana. Estas crecían espiritual y numéricamente todos los días ¿Podemos imaginar cómo se verían las iglesias actuales si tuviera esta clase de crecimiento sólido y constante?

La mayoría de las iglesias conocen cuál es su misión a la luz de la Biblia, por lo que frecuentemente se oye hablar de ella en sermones y lecciones bíblicas. Dentro de estas, un grupo más reducido realizan esfuerzos por cumplir la Gran Comisión como parte esencial de su agenda de trabajo. Sin embargo, el número de congregaciones que están siendo realmente efectivas, al obtener los resultados esperados de su labor, es aún más pequeño.

En otras palabras, muchas iglesias no están viendo un avance día tras día como experimentaban aquellos cristianos del primer siglo. Estas iglesias del comienzo del cristianismo fueron testigo de conversiones multitudinarias como en el día de Pentecostés y en otras ocasiones que relata el libro de Hechos de los Apóstoles. La tónica de aquellos días era de un crecimiento exponencial.

Es sumamente importante no conformarnos con conocer la misión de la iglesia y hacer algún esfuerzo por llevarla adelante, sino debemos procurar ser efectivos en el cumplimiento de la misma. Para una iglesia “efectividad en el cumplimiento de su misión” se traduce en un avance continúo, en la obtención de resultados o frutos sistemáticos. Cuando pensamos en la Gran Comisión estamos hablando entonces de nuevos convertidos cada día,  que a su vez crecen continuamente hacia la madurez espiritual y también se comprometen con la labor de hacer discípulos. Por esta razón afirmamos: Es necesario que la iglesia sea efectiva en el cumplimiento de su misión. ¿Cómo la iglesia de Jesucristo puede ser efectiva en el cumplimiento de su misión? En la Biblia podemos descubrir tres principios que la iglesia debería tener en cuenta para ser efectiva:

 

1.      La iglesia debe aplicar el principio de ubicación-conexión para ser efectiva

Debo aclarar que en la Biblia no encontramos los principios que nos ocupan bajo estos nombres, pero si la idea que ellos encierran.

Permítanme comenzar usando la siguiente ilustración del mundo empresarial. Resulta que en un estudio realizado hace algún tiempo se pudo conocer que grandes y famosas empresas habían desaparecido totalmente. La causa principal: “Perdieron el contacto con la realidad”. Se confiaron en ellas mismas, porque su producto era líder en el mercado, por tener una larga y rica historia. Pero otras más pequeñas continuaron mirando a las personas y sus necesidades, en lugar de sólo pensar en su propio producto por lo cual triunfaron y han crecido.

El principio de ubicación-conexión en el contexto cristiano no es más que la iglesia ubicada en su realidad contextual para conectarse apropiadamente con las personas que debe alcanzar.

Curiosamente, este principio no es una invención del sistema empresarial, sino que es muy antiguo. Veamos tres ejemplos en el contexto del Nuevo Testamento.


“Cristo lo aplicaba” Mateo 9:35-38

“Recorría Jesús…”. Cristo estaba, se movía y vivía entre las personas sirviéndolas, enseñándoles y predicándoles. Es decir, se ocupaba en satisfacer necesidades espirituales, emocionales, físicas y en ocasiones hasta económicas. Por cierto, la iglesia no puede meterse dentro de su caracol olvidándose de las personas que le rodean, porque estará comenzando a enajenarse de la realidad y entonces comenzará a dejar de tener sentido. La congregación que no está conectada con las personas que le rodean y sus necesidades es como una iglesia virtual. Estará viviendo en una especie de fantasía, sus programas serán un fin en sí mismo y no un medio para alcanzar algún objetivo bíblico-espiritual relacionado con su misión.

“Al ver las multitudes, tuvo compasión de ellas…”. Cristo al estar conectado con las personas veía su situación real y sentía por ellos. Por esa razón pudo ver: (1) Su triste condición espiritual: “Desamparadas y dispersas”. (2) Su falta de guía y dirección: “Como ovejas que no tienen pastor”. Los maestros religiosos de la época en lugar de satisfacer la sed de Dios lo que hacían era imponer más cargas sobre la gente. (3) La falta de obreros para atender a tantas personas en sus necesidades espirituales: “La mies es mucha y los obreros pocos”. (4) La necesidad urgente de oración para que Dios enviara los obreros a la mies: “Rogad pues al Señor de la mies que envíe obreros a su mies”.

También podemos ver otros ejemplos de este principio en la iglesia del primer siglos (Hch.2:44-47; 4:34-35), y el apóstol Pablo en Atenas predicando en el areópago (Hchos.17:22-23).

 

2.      La iglesia debe aplicar el principio de concentración para ser efectiva

“Una de las razones más poderosas que permitió a las Iglesias del primer siglo a avanzar tanto es que estaban concentradas en cumplir su misión”

Es decir, no tenían que luchar con tantas cosas que en el paso de los siglos la iglesia ha ido sumando. Entre otras pudiéramos mencionar toda clase de programas, complejas estructuras organizacionales, reuniones administrativas, reglamentos y acuerdos, construcción y mantenimientos de sus edificios. Aclaro que no estoy en contra de la buena organización, ni del uso de estrategias y edificios para desarrollar nuestros programas, sino que llamo la atención al hecho de diluirnos en tantas cosas que a menudo perdemos el enfoque en la verdadera misión de la iglesia.


“Los primeros cristianos estaban concentrados en el cumplimiento de la misión”

Recordamos a Pedro y Juan diciendo: “No podemos dejar de decir lo que hemos visto y oído” (Hch.4:20). Pablo expresó de todo corazón: “Pero de ninguna cosa hago caso, ni estimo preciosa mi vida para mí mismo, con tal que acabe mi carrera con gozo, y el ministerio que recibí del Señor Jesús, para dar testimonio del evangelio de la gracia de Dios” (Hch.20:24). Nuestro Señor Jesucristo previendo la posibilidad de que sus discípulos se desenfocaran, les dijo: “Por caminos de gentiles no vayáis, y en ciudad de samaritanos no entréis, sino id antes a las ovejas perdidas de la casa de Israel” (Mt.10:5-6)

La realidad es que aquel que comienza muchas cosas termina muy poco, porque como muchos han dicho “el enfoque es el secreto de la fuerza”. Tenemos que estar consciente que es imposible hacer todo lo que quisiéramos hacer, pero si podemos hacer todo lo que Dios quiere que hagamos.

 

3.      La iglesia debe aplicar el principio de delegación para ser efectiva

“Ejemplos bíblicos del principio de delegación”

En tiempos antiguos Jetro aconsejó a su yerno Moisés que compartiera el trabajo entre un grupo de personas maduras, porque si no iba a desfallecer él y todo el pueblo también (Éx.18:13-27). El triunfo de Nehemías en la reconstrucción de la ciudad de Jerusalén, especialmente sus muros, fue compartir el trabajo por tramos y por familias (Neh.3). En el libro de Mateo capítulo diez vemos a Cristo delegando autoridad y responsabilidad a sus discípulos en la misión de compartir el evangelio por toda aquella región (Mt.10). La Gran Comisión expresada en mateo 28:19-20 es precisamente una encomienda y una autorización para que todos los creyentes vayamos haciendo discípulos por todo el mundo.

También cabe mencionar a la iglesia en el Nuevo Testamento que es descrita como un cuerpo donde todos cumplen una función poniendo en práctica los dones que el Espíritu Santo reparte a cada miembro.

En resumen, debemos recordar que en el cumplimiento de su misión es necesario que la iglesia de Cristo sea efectiva. Para lograrlo debe tener en cuenta tres importantes principios:


1.      El principio de ubicación-conexión.

2.      El principio de concentración.

3.      El principio de delegación. 


Nos gustaría que nos dejara un comentario para continuar mejorando juntos la efectividad ministerial.


 

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