Velando frente al enemigo para vencer


 

 Por Abdiel Morfa

 

Nehemías 4

 

En el capítulo anterior podemos ver que los judíos avanzaban a pasos agigantados en la reconstrucción de los muros de la ciudad de Jerusalén porque trabajaban todos unidos y organizadamente (ver más en el enlace: Sirviendo todos unidos), pero como suele suceder, muy pronto aparecieron los enemigos de Dios y su pueblo. Estos hombres malvados movidos simplemente por el odio racial, la envidia y la maldad de sus corazones, se unieron una vez más para tratar de detener y destruir la obra. Esto trajo preocupaciones y temores a los judíos quienes, guiados por Nehemías, tomaron una serie de medidas al respecto.

 

La Biblia, y la historia del cristianismo, están llenas de ejemplos que nos recuerdan que el pueblo de Dios siempre ha tenido enemigos que se han levantado tratando de hacer daño y frenar el avance de la obra del Señor. Aunque sabemos que “las puertas de Hades no prevalecerán contra la iglesia” (Mt.16:18), también debemos tener en cuenta que Dios nos manda a velar y no descuidarnos frente al enemigo para que su obra no sea dañada, todo lo cual nos recuerda el siguiente principio: Es necesario velar frente al enemigo mientras ejercemos el ministerio en la iglesia de Cristo. ¿Cómo podemos velar frente al enemigo? En este pasaje podemos encontrar al menos cinco acciones al respecto.

 

 

1.     Reconociendo la realidad del enemigo

 

Como ya estudiamos, cuando los judíos comenzaron a levantar el muro todo iba marchando sumamente bien. El pueblo estaba trabajando llenos de entusiasmo y disfrutando de un hermoso espíritu de unidad. Tal vez, en ese momento lo menos que estaban pensando era en la oposición del enemigo, pero estos nunca dejaron de estar bien cerca, observando y buscando ocasión para atacar.

 

El capítulo cuatro comienza mencionando a uno de los más malvados: Sambalat (V. 1.). Es bueno saber que cuando un enemigo se levanta contra el pueblo de Dios, la mayoría de las veces encontrará a otros aliados que se unirán para hacer el mal, movidos por agendas no resueltas, viejos rencores, descontentos, etc. (v. 3,7).

 

La Biblia nos advierte sobre la realidad permanente de los enemigos espirituales de los cristianos. Es decir, que paralelamente al trabajo que realizamos en la obra del Señor siempre vamos a tener la peligrosa oposición de los históricos enemigos de Dios y su pueblo (Ef.6:10-12).  

 

 

2.     Reconociendo las maquinaciones del enemigo

 

Los cristianos vivimos conscientes de la protección de Dios sobre nuestras vidas y en Cristo tenemos la victoria segura (1Jn.2:13; 5:18-19; Ro.8:31-39). Ahora bien, según las enseñanzas bíblicas esta seguridad no significa ignorar o descuidarnos frente a la obra malvada de los enemigos. Algunas advertencias podemos leerlas en pasajes como Mateo 26:41, 2 Corintios 2:11 y Efesios 6:11.

 

Las Escrituras usan diferentes términos al referirse a las estrategias diabólicas que sutilmente usan los enemigos espirituales. Entre otros podemos recordar los siguientes: “maquinaciones, artimañas, asechanzas, dardos de fuego, tentaciones, ataques, disfrazarse, engaños, lazos, opresión, etc.”. Notemos en este capítulo las malvadas estrategias que usaron Sambalat y sus aliados contra los judíos: (1) Escarnio, burla, sarcasmo, ironía y menosprecio (v.1-3).

 

Estas antiguas formas de ataques persisten hasta hoy, siendo muy efectiva para desanimarnos por su hiriente naturaleza. Esta fue usada contra nuestro Señor Jesucristo cuando estaba clavado en la cruz, y generaron como respuesta las trascendentales palabras: “Padre perdónalos porque no saben lo que hacen”. (2) Infundir temor por medio de los rumores, las amenazas y la conspiración (v.7-11). El nombre que recibe en el contexto secular estas estrategias es “guerra psicológica”. La misma pretende desestabilizar mental y emocionalmente a las personas aún antes de concretarse ninguna malvada acción. Sin duda alguna, ambas son realmente maneras muy sutiles y dañinas de afectar al pueblo de Dios.

 

 

3.     Confiando en el poder de Dios y no en nuestras propias fuerzas

 

Frente a la realidad del enemigo, y sus malvadas acciones, Nehemías y los suyos reaccionaron confiando más en el poder de Dios y no en sus propias fuerzas (v.4-6). La oración de Nehemías lleva implícita la enseñanza bíblica de no procurar la justicia o la venganza por nosotros mismos, sino encomendar toda injusticia a la perfecta justicia del Señor. Por esa razón, mantuvieron el ánimo  para continuar trabajando a pesar de todas la dificultades.

 

 

4.     Reforzando nuestra defensa frente al enemigo para continuar trabajando

 

Después de encomendar a sus enemigos a la justicia de Dios, Nehemías en un acto de sabiduría, tomó una serie de medidas para reforzar la defensa frente a los mismos en pro de continuar las labores de reconstrucción (v.13-18).

 

Ahora bien, a causa de la edificación de la iglesia de Cristo y el desarrollo del ministerio cristiano, hemos sido llamados a reforzar nuestra defensa para que el enemigo no nos sorprenda y nos venza. Así como los judíos construían con una mano y en la otra sostenían la espada, nosotros debemos estar preparados haciendo uso de nuestras armas, las cuales como expresó el apóstol Pablo: “…no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas, derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo” (2Co.10:4-5)

 

Tenemos que tomar el ejemplo del Maestro de los maestros, que ante los ataques del diablo hizo uso de la Espada del Espíritu que es la Palabra de Dios (Mt.4:1-11). Por tal razón, obtuvo una rotunda victoria, la cual se resume en los siguientes palabras: “El diablo entonces le dejó y he aquí vinieron ángeles y le servían”. También debemos tener en cuenta la exhortación del apóstol Pablo a ponernos toda la armadura de Dios. (Ef.6:10-20).  

 

 

5.     Teniendo oídos atentos frente a las advertencias sobre nuestros enemigos

 

En los versículos diecinueve al veintidós dos detalles importantes: (1) El sonido de la trompeta advirtiendo sobre el peligro eminente del enemigo. ¿Cuántas veces Dios hace sonar trompetas de advertencias en nuestras vidas? A través de su Palabra, o por medio de un hermano en Cristo, o de otras maneras. Cuantas veces escuchamos la palabra “¡cuidado!” Y lamentablemente, seguimos adelante hasta tropezar y sufrir las consecuencias de no prestar atención a tales advertencias. (2) El consejo sobre permanecer dentro de la ciudad. Si los judíos en aquel momento traspasaban los límites, seguramente iban a caer en manos de sus malvados enemigos. De la misma manera hoy si traspasamos los límites que Dios estableció en su Palabra, seguramente vamos a caer en manos del enemigo y sufrir tristes consecuencias.

 

En resumen, es necesario velar frente al enemigo mientras ejercemos el ministerio en la iglesia de Cristo. Esto lo podemos lograr reconociendo de la realidad del enemigo y sus maquinaciones, confiando en el poder de Dios y no en nuestras propias fuerzas, reforzando la defensa frente al enemigo usando las armas espirituales, y estando atentos a las advertencia que el Señor nos hace. Muchas bendiciones.

 

 


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