8 Consejos para mejorar nuestro discurso público
Por Abdiel Morfa
El comunicarse por medio del discurso público ha sido una práctica sostenida al paso de los siglos. El desarrollo científico y tecnológico del mundo actual, no ha podido suprimir la necesidad de hacer uso de la palabra públicamente. Los eventos políticos, militares, empresariales, sociales, organizacionales y especialmente los sermones bíblicos en el contexto de la iglesia, continúan empleando este método de comunicación.
1. Póngale un buen título a su disertación
Ya sea que se anuncie con anterioridad o en al comenzar la presentación, un buen título ayudará en la efectividad del discurso pronunciado. Generalmente, un buen título es aquel que es apropiado para el contenido, pues al escucharlo nos mostrará con exactitud la temática que se abordará. También debe ser interesante, creativo, respetuoso y breve.
2. Escriba una introducción que conquiste la atención de los oyentes
Dicen los especialistas que si no
captamos la atención de los oyentes en los primeros minutos, difícilmente
prestarán atención al resto del contenido. Al igual que el título debe ser
breve e interesante. Además, es importante que conduzca a la idea central de
todo nuestro discurso. Esta puede ser una historia o anécdota de la vida real,
un evento impactante que acaba de ocurrir en el mundo, una pregunta clave, una
poesía, una frase profunda, una experiencia personal, entre otras cosas.
3. Construya todo su discurso alrededor de una idea central
La misma puede expresarse
después de la introducción, en una breve oración declarativa (no más de 17
palabras), expresada de manera sencilla y un lenguaje claro. Las palabras
rebuscadas o difíciles de entender se convierten en una barrera para el
entendimiento de los oyentes.
4. Use frases de transición entre las diferentes partes de su discurso
Una vez que hemos captado la atención de los oyentes,
no es saludable volverla a perder por un discurso que no está enlazado de
principio a fin. Los saltos bruscos de una parte a otra del discurso pueden
desconectar la mente de los oyentes o perder el interés en lo que están
escuchando.
5. Divida el cuerpo de su discurso en varios puntos principales
Esto asegura la mejor comprensión de
las ideas. Pueden ser entre dos y cinco, aunque debe tener en cuenta que muchos
puntos generalmente representa un discurso muy extenso. Es importante que los
puntos sean el desarrollo de la idea principal anteriormente expuesta.
6. Use ilustraciones para apoyar el desarrollo de sus ideas
Siempre es bienvenida una buena
historia, una anécdota bien contada, alguna vivencia de usted u otro que venga
bien con el tema. Mientras más denso es el contenido que está tratando de
comunicar, más necesario es usar ilustraciones para clarificar las ideas y
hacer su discurso más ameno.
7. Aplique el contenido a la vida de sus oyentes
Generalmente todos queremos saber cómo puede ayudarnos
lo que estamos escuchando, en nuestra propia vida y contexto. Siempre puede
sacarse enseñanzas para nuestros oyentes del contenido que comunicamos.
8. Haga que su conclusión sea un cierra con “broche de oro”
Nuestra conclusión no es un apéndice
o anexo complementario al discurso, sino el cierre del mismo. No agregue nueva
información en la conclusión. Puede recapitular las ideas principales, usar una
buena ilustración que resuma todo y dejar palabras de aliento que motiven al
oyente a tomar una decisión con lo escuchado. Siempre sea breve y claro al
concluir.
Merita la pena mejorar nuestro
discurso en público por los buenos resultados que esto traerá consigo. De
manera especial cuando se trata de comunicar la Palabra de Dios a una
congregación, pues muchos serán edificados al entender mejor el mensaje
escuchado.
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