Antes de aceptar el pastorado de una iglesia




Por Abdiel Morfa.


Asumir el pastorado de una iglesia implica una gran responsabilidad que no debe tomarse a la ligera. Precisamente, porque queremos mantenernos dentro de la voluntad de Dios, y dejarnos guiar por el Espíritu Santo, es que surge una serie de inquietudes frente a la invitación para ocupar la responsabilidad pastoral de una congregación. En tal sentido, quiero compartirles 7 consejos que pueden ayudarnos a estar seguros de estar caminando en la dirección de Dios:


Nos ayuda a estar seguros el haber estado orando un tiempo prudencial y haber recibido confirmación del Señor por medio de su Palabra, de otros pastores y/o líderes espirituales del pueblo de Dios. Aunque parezca increíble, hoy en día hay quiénes aceptan el pastorado de una iglesia sin un tiempo previo de oración para buscar la dirección de Dios. Tal fenómeno ocurre por diversas razones como la necesidad de encontrar una congregación a la cual pastorear, las ventajas que ofrece la iglesia que está extendiendo la invitación, el temor a que otro pastor asuma la responsabilidad ante que nosotros por estar dedicando tiempo a orar antes de aceptar, entre otras razones. La realidad es que si estamos convencidos que servimos en la obra del Señor, que somos sus instrumentos y que él guía nuestra vida para usarnos donde Él quiere, convendría pasar más tiempo buscando su dirección. Además, la iglesia que no desea esperar a que nos aseguremos de la voluntad de Dios, debería revisar sus motivos al invitarnos a ser su pastor.  


 Nos ayuda a estar seguros el sentir una paz interna mientras oramos preguntando al Señor si es su voluntad. Este principio espiritual lo escuché muchas veces en labios de los grandes siervos de Dios que nos precedieron. Lo contrario también es cierto, cuando sentimos ansiedad, incertidumbre, malestar, incomodidad y preocupación mientras oramos, generalmente indica que no debemos dar el paso de aceptar un nuevo pastorado. Lo curioso es que sentir paz interna no es sinónimo de ver el pastorado de una nueva iglesia como algo fácil y cómodo de llevar. La paz interna viene de la convicción de estar en armonía con la voluntad de Dios, aunque el reto que tenemos por delante sea sumamente difícil.


 Nos ayuda a estar seguros observar que providencialmente es el tiempo oportuno. Dios nunca se adelanta o se atrasa, todo lo hace perfecto en su tiempo. Lo oportuno del asunto puede relacionarse con la congregación que queda atrás, con la que tenemos delante, con nuestro ministerio específico e incluso con el resto de nuestra familia. Estoy recordando cuando mi padre, siendo pastor en la ciudad de Santa Clara, recibió una invitación a pastorear una iglesia en La Habana poco tiempo después que el Seminario Bautista le invitó a ser profesor de griego y otras materias. El comenzó como docente voluntario viajando unos 300 Km cada semana, en medio de una crítica situación de transporte. La invitación llegó en el momento oportuno, lo cual fue un elemento más para ayudarle a entender que Dios estaba en el asunto.


 Nos ayuda a estar seguros comprender que la capacitación, las experiencias y pruebas vividas en el pasado, fueron guiadas por Dios como una preparación para este nuevo reto. Una máxima en el contexto ministerial afirma: “El Señor al que llama capacita”. Esto es una realidad en la vida de todos sus hijos, pues además de abrirnos las puertas a la capacitación formal en un seminario, nos entrena en la escuela del diario vivir. Los estudios que hemos realizado en nuestra vida, los trabajos que hemos asumido previamente, las experiencias vividas y el sufrimiento, forman parte del currículo que Dios ha permitido para formarnos con un propósito específico.


 Nos ayuda a estar seguros cuando el reto que tenemos delante renueva la pasión por el Señor y su obra. No estamos hablando de un entusiasmo pasajero, sino de una convicción profunda, un avivamiento espiritual y una visión renovada que viene del Señor. Muchos pastores han testificado que llegaron a la convicción de haber terminado en un campo misionero, cuando disminuyó considerablemente la pasión y visión para ese lugar, mientras estas fueron avivadas ante la invitación al pastorado de otra iglesia.


 No ayuda a estar seguros conocer que la iglesia que nos invita ha venido orando desde hace tiempo en busca de la dirección de Dios. La realidad es que cuando una iglesia se sumerge en oración en busca de la voluntad de Dios, y como respuesta a las muchas oraciones deciden invitarnos a ser su pastor, esto se convierte en un buen indicador para confirmar el llamado del Señor a la nueva congregación.


 Nos ayuda a estar seguros el hecho de que la iglesia que nos invita tiene consenso en cuanto a recibirnos como pastor. El consenso tiene lugar en la toma de una decisión cuando todas las personas que intervienen asumen la decisión final como si fuese la suya propia. Es posible que en un principio no haya existido un acuerdo unánime, pero la congregación bajo la dirección del Espíritu Santo y la sincera participación de todos, llega al consenso de pedirnos como pastor.  Por el contrario, cuando la iglesia que nos invita está dividida, en pleitos y rencores porque algunos nos quieren y otros no, deberíamos considerar seriamente el no aceptar el pastorado de dicha congregación. Una congregación en este estado es una evidencia de no dejarse guiar por el Espíritu Santo. Lamentablemente estas cosas ocurren por muchos motivos incorrectos, dentro de los cuales se destaca el uso de métodos seculares como la “plaza por oposición” (muy difundida en el pueblo de Dios en los últimos años). Esto significa que una iglesia extiende la invitación a un grupo de pastores al mismo tiempo, escuchándole predicar a uno cada domingo, para después decidir por el que más les gustó. La práctica está demostrando que este método alimenta el partidismo dentro de la congregación, provoca divisiones internas y pone a competir a compañeros del ministerio. En este sentido, la vieja escuela está más en armonía con los principios bíblicos para la vida cristiana. Bajo el antiguo criterio, la iglesia en pleno consenso ora e invita a un solo candidato a la vez, de no aceptar el mismo se procede a orar e invitar al siguiente candidato.


Que el Señor les guíe por medio del Espíritu Santo a tomar la decisión de aceptar el pastorado de la iglesia que les invita. Esta confirmación del parte de Dios es sumamente necesaria para enfrentar todos los desafíos que lleguen en el ministerio pastoral. El Señor les bendiga abundantemente. 



Nos gustaría que nos dejara un comentario para continuar mejorando juntos la efectividad ministerial.


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