La dirección administrativa en el ministerio cristiano


Por Abdiel Morfa

 

Los pasos en el proceso administrativo que antecedieron a la dirección estuvieron encaminados a establecer el orden conceptual en papeles, pero la dirección representa un desafío mayor porque se enfoca en guiar a las personas (todas diferentes) a cumplir en la práctica la misión, la visión, las metas y objetivos, así como los planes y estrategias para alcanzarlas.

La dirección es un proceso dinámico que intenta convertir en realidad las acciones previamente establecidas en los planes. La misma es dinámica porque tiene mucho de coordinación y supervisión en el cotidiano andar. En este paso el administrador debe esforzarse para lograr que las personas con las cuales trabaja tomen acciones efectivas para el logro de los objetivos organizacionales.

Por la importancia que posee este paso les comparto cuatro elementos esenciales que ayudan a garantizar la buena dirección en la organización:

 

1.   La buena dirección se enfoca en la motivación de los participantes

 

  1. ¿Qué es la motivación? 

La motivación tiene mucha relación con influir en la conducta de los individuos. Motivación puede definirse de manera sencilla como “la voluntad de actuar”. Los conocedores del tema consideran que a cada uno le motivan impulsos diferentes, lo cual hay que tener en cuenta si queremos realmente motivar a las personas a enfrentar los grandes desafíos.

Otra cosa importante es que la verdadera motivación es duradera. Es necesario infundir motivación a nuestro personal de tal manera que desarrollen iniciativas propias para realizar sus tareas y lo hagan con toda responsabilidad.

Si el personal estuviese desmotivado, investigue que lo tiene en ese estado y ayude en lo posible a cambiar la actitud. La realidad es que uno de los factores que más contribuye a avanzar en el trabajo y obtener mejores resultados es un personal altamente motivado.

 

  1. Maneras de motivar a las personas

 

Hacer notar de antemano los beneficios individuales y colectivos. Cuando hablamos de beneficio no nos referimos a “intereses mezquinos” o a “explotar un proyecto digno para fines egoístas”. Estamos hablando de beneficios dignos y santos. Espiritual, emocional, física y hasta económicamente según sea el caso, pero dentro de los parámetros de la moral y principios cristianos. Por otra parte, cuando hablamos de beneficios colectivos estamos hablando de que el grupo esté familiarizado con los objetivos bíblicos y espirituales del proyecto en cuestión. Porque la realidad es que cada día más la gente no quiere perder su tiempo, energía y recursos en esfuerzos que no tengan sentido, o no tengan un propósito claro.

Familiarizar a cada participante con su papel en la organización (capacitación y entrenamiento). Cuando uno no domina su trabajo las cosas no salen bien, ni obtenemos los resultados que debiéramos.

Dar a cada uno la importancia que se merece. Simplemente es tratar de ver a cada persona a nuestro lado como Dios la ve. No podemos permitir que la jerarquía estructural y organizativa nos influya de tal manera que veamos a algunos hermanos como inferiores o que los trabajos que realizan son de poca importancia.

Trate amorosa y cortésmente a su personal. Ellos no son esclavos a su servicio, mucho menos en el contexto cristiano. Los que sirven a su lado son sus hermanos en Cristo, si les da el trato digno que debemos dar los hijos de Dios a los demás esto ayudara a que estén motivados a trabajar y cooperar en lo que se necesite.

Lograr y mantener un ambiente de trabajo saludable y agradable. Las personas más motivadas en su trabajo por regla general se desarrollan en un ambiente de compañerismo, en un clima de libertad para trabajar y expresarse, donde los problemas se tratan con amor, respeto y mansedumbre.

Pedir opiniones y tomarlas en cuenta. Esto se conoce comúnmente como “técnica de escuchar” o “administración participativa”. Está demostrado en la práctica que cuando escuchamos a nuestro personal, teniendo en cuenta sus criterios a la hora de tomar decisiones, no sólo les mantendrá motivados, sino respaldarán plenamente dichas decisiones.

Dar un ejemplo digno. Aunque lo estamos mencionando en último lugar, posiblemente el dar un ejemplo digno a quienes dirigimos es la manera más efectiva de mantenerles motivados de principio a fin. Lo contrario también es cierto, cuando no somos ejemplos delante del personal, reinará un espíritu de rebeldía, frustración y desmotivación.

 

2.  La buena dirección se enfoca en cuidar el carácter de quién dirige

El éxito en la dirección del personal en una organización depende en gran medida del buen carácter de sus líderes. Este aspecto tiene que ver con los buenos valores espirituales y morales como la integridad, la honestidad, justicia, el respeto, la amabilidad en el trato, entre otros muchos.  

Se dice que existen tres tipos de líderes: (1) El que desconfía de su subordinado, y lo vigila e interrumpe de tal manera que impide su desarrollo. (2) El que descuida totalmente a su subordinado, hasta el punto del fracaso. (3) El que capacita y entrena a su subordinado, le delega autoridad y responsabilidad, y lo observa para ayudarlo en lo que sea necesario. Espero que todos podamos con la ayuda del Señor ser el tercer tipo de líder para el bien de la organización que dirigimos y del reino de Dios en general.

 

3. La buena dirección se enfoca en una excelente comunicación

Este punto podemos resumirlo en presentar los tipos de comunicación más conocidos en las organizaciones:

 

  1. La comunicación formal y la informal

La formal es la que corre por los canales y mecanismos establecidos por la organización como las reuniones (ver más sobre las reuniones en el siguiente enlace: La reunión administrativa eficaz ) y trata de asuntos oficiales y aprobados.

La informal es la que corre de boca en boca, a veces antagónica a la organización. En ocasiones se le debe prestar atención pues suele revelar cosas que de otra manera sería imposible conocer.

 

  1. La comunicación individual y la colectiva

La individual es aguda y específica.

La colectiva es amplia y general.

 

  1. La comunicación oral y la escrita

La oral es inmediata, directa y personal, pero más propensa a ser mal entendida y olvidada.

La escrita es más duradera, se entiende mejor y provee más confianza a los que realizan el trabajo. Lo escrito es más comprometedor, por lo cual debe pensarse bien lo que se va a escribir.

 

  1. La vertical y la horizontal

La vertical es ascendente y descendente, en dependencia de los niveles de ubicación del que comienza la comunicación. Es descendente si se trata de órdenes, reglas, instrucciones, autorizaciones, requerimientos y prohibiciones. Es ascendente si se trata de informes, reportes, sugerencias, peticiones y quejas.

La horizontal es la comunicación a un mismo nivel, como juntas, comité y asambleas.

 

4.  La buena dirección se enfoca en una eficiente supervisión

Supervisar tiene su equivalente en el término griego “episkopos”, epi “sobre o encima”; skopos “vigilante u observador”. Es vigilar sobre determinado aspecto del trabajo o sobre determinado grupo de personas.

Aunque es cierto lo que algunos plantean al decir: “La prueba de la efectividad de un líder está en lo que ha de pasar cuando él no esté presente”, también lo es que el mismo debe estar al tanto de lo que está pasando en su organización y esto solamente es posible si se crea los mecanismos adecuados para la su

Debemos tener presente que la supervisión no es solamente para garantizar que los objetivos y planes se cumplan, sino para que el personal se desarrolle cada día más.

 

En resumen, el paso de la dirección en el proceso administrativo es sumamente importante y desafiante al tratar directamente con las personas que han de ejecutar todo el trabajo. Por tal razón, debemos tener en cuenta para tener éxito al dirigir a otros en la organización que debemos enfocarnos en la motivación de los participantes, cuidar nuestro carácter, cultivar una excelente comunicación y practicar una eficiente supervisión. Dios les bendiga en el difícil arte de dirigir as otros hacia el logro de los objetivos y planes organizacionales.

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