Dependiendo de Dios para que abra las puertas


 

Por Abdiel Morfa

 


Nehemías 2

  

Cuando Nehemías escuchó el conmovedor informe de la situación de su pueblo, reaccionó humillándose delante de Dios en profunda oración intercesora día y noche (Neh.1:4-11). Es interesante que esto ocurrió en el mes de Quisleu, pero el capítulo dos comienza diciendo: “Sucedió en el mes de Nisán”. En otras palabras, a pesar de trabajar al lado del rey todos los días, Nehemías prefirió permanecer cuatro meses orando a Dios antes de plantearle la situación de su pueblo al monarca.

 

La tendencia más común como seres humanos es a desesperarnos cuando vemos que pasa el tiempo, y no recibimos lo que necesitamos ni logramos lo que nos hemos propuesto. Frecuentemente los cristianos en lugar de esperar en el Señor, dependiendo de Él cada día en oración y sabiendo que tiene un tiempo oportuno para obrar, sufren lamentables consecuencias por tratar de adelantar las cosas a su manera. En lugar de esto, deberíamos escuchar al Señor decirnos: “Estad quietos y conocer que yo soy Dios” (Sal.46:10).

 

Específicamente, Nehemías tenía que depender de Dios para esperar el momento oportuno porque tenía las puertas cerradas en dos sentidos: (1) Porque él se sentía triste por la situación de su pueblo. Sin embargo, existía una ley en el imperio que nadie podía tener un rostro triste delante del emperador pues era considerado una traición y castigado con la pena máxima. Él estaba consciente que en cualquier momento el rey se percataría, por lo que necesitaba la gracia y sabiduría de Dios para hablar en ese momento. (2) Porque tenía que hablar a favor del pueblo judíos al emperador que estaba disgustado con ellos. Entonces, de lo que sucedió a partir de ese momento en adelante aprendemos el siguiente principio: Cuando dependemos de Dios las puertas se abren para el avance del ministerio. ¿Cuáles puertas son abiertas por Dios para el avance del ministerio cuando dependemos de Él? Aunque bien se pudiera responder “todas las puertas que sean necesarias”, queremos destacar de manera específica tres que Dios abrió en el caso de Nehemías:

 

 

1.     Dios abrió las puertas de las autoridades

 

Podemos afirmar que Dios abrió las puertas de las autoridades en respuesta a la dependencia en oración de Nehemías, por las siguientes razones:

 

  • Porque a pesar de la intransigente ley persa de “rostro triste delante del rey”, no fue destituido ni ejecutado sino que halló gracia delante del monarca, fue escuchado y se le concedió todo lo que pidió (v.2-6).
  •  Después que le fije tiempo”. Según los estudiosos bíblicos el tiempo fijado fue relativamente corto (menos de un año). Sin embargo, Nehemías demoró en todo el proceso doce años, entonces ¿Por qué el rey no lo trajo de regreso y lo juzgó por incumplir sus órdenes? Sin dudas, porque el Dios soberano estaba abriendo las difíciles puertas de las autoridades imperiales (v.6).
  • Curiosamente, el mismo rey que hacía poco tiempo atrás había entorpecido las labores de reconstrucción de Jerusalén, ahora concede cartas para que le permitan el paso hasta llegar a su tierra, y cartas para que se le faciliten buenos materiales de construcción. Además, le concedió para su protección capitanes del ejército y gente de a caballo. La realidad es que cuando Dios obra lo hace de manera poderosa y completa (v.7-9).

 

A lo largo de los siglos el pueblo de Dios ha tenido que lidiar con las autoridades establecidas para obtener diferentes tipos de permisos al realizar su trabajo. En muchas de estas ocasiones ha experimentado diferentes trabas o puertas cerradas. Sin embargo, también sobran los ejemplos que demuestran que cuando los creyentes dependen de Dios en constante oración, las puertas de las autoridades son abiertas. No podemos olvidar que nuestro Dios es el alto que habita por encima de todos los que están en eminencia, y como declara la Escritura: “el que quita y pone reyes”.

 

 

2.     Dios abrió las puertas del pueblo

 

Como ya hemos estudiamos anteriormente, el pueblo se encontraba muy afectado emocionalmente. Ya no era solamente el cautiverio, sino que fue detenido y destruido todo lo que con gran esfuerzo habían logrado levantar (v.17). Humanamente hablando, no había fuerzas ni ánimo para emprender nuevamente aquellas labores. Un pueblo que había perdido la esperanza y la confianza de que algo pudiera resultar. Y como si fuera poco, varios enemigos comenzaron inmediatamente a molestarlos otra vez (v.19-20).

 

Sin dudas, se requería que el poder de Dios interviniera en este pueblo llenando sus corazones de fe y nueva esperanza, de una renovada confianza en Él y fuerza físicas para tan difícil empresa. Entonces, el Señor comenzó a obrar y las puertas se abrieron nuevamente para ir adelante a la reconstrucción y restauración de su nación. El pueblo respondió: “Levantémonos y edifiquemos. Así esforzaron sus manos para bien”.

 

Esto no sucedió por la sabiduría de Nehemías, ni su facilidad de palabras para convencer, ni su poder de convocatoria como líder, sino que fue la respuesta del Padre Celestial a la dependencia en oración de este hombre de Dios.

 

 

3.     Dios abrió las puertas del entendimiento a Nehemías

 

Nehemías no era un erudito de la época, ni un científico, ni un arquitecto, ni un ingeniero civil, ni un ejecutor de obra para emprender tan gran  empresa de reconstrucción de los muros y toda una ciudad. Tampoco podemos olvidar que aunque tenía una alta responsabilidad como coopero del rey, no había perdido su condición social de esclavo como parte de su pueblo cautivo. Entonces ¿Quién abrió las puertas de su entendimiento y lo dotó de tal capacidad? Todos conocemos perfectamente la respuesta: nuestro Dios.

 

Notemos en el pasaje varias acciones sabias que él hizo antes de comenzar la obra propiamente:

 

  • Un acto de prudencia y discreción (v.11-12). De esta manera estaba protegiendo el proyecto de los mal intencionados enemigos que le rodeaban. Muchos bueno proyectos han fracasado antes de comenzar porque alguien faltando a la prudencia comienza hablar en el momento incorrecto, en el lugar incorrecto y con las personas incorrectas.
  • Hizo un recorrido a pie de obra para ver la situación real y hacer los cálculos pertinentes antes de comenzar (v.13-16). Un dato curioso que podemos notar es que no llevo con él aquellos oficiales paganos que lo custodiaban porque esta era una obra para gente de fe, lo cual dichos personajes no iban a entender y podían causarle problemas.

 

Sin duda alguna, aunque Dios abra las puertas de las autoridades establecidas para que no haya trabas en el avance de su obra, las del pueblo para que tengan la mejor disposición de recibir el evangelio y cooperar en lo que sea necesario, si nuestra propia mentalidad permanece como una puerta cerrada no vamos a llegar muy lejos. ¡Clamemos a Dios para que abra nuestras mentes y corazones! ¡Roguemos que nos colme de su visión! ¡Pidamos que nos llene de valor para romper con las tradiciones y los gustos personales en virtud de hacer lo que realmente Él nos ha mandado a hacer!

 

En resumen, no olvidemos que las puertas de las autoridades, del pueblo con el que trabajamos y las de nuestro propio entendimiento se abren para el avance del reino de Dios cuando dependemos de Él. 

 

Nos gustaría que nos dejara un comentario para continuar mejorando juntos la efectividad ministerial. Bendiciones.

 

 

 


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