Orden de prioridades para un ministerio efectivo


Por Abdiel Morfa

 

Nehemías 7

 

A través del capítulo siete de Nehemías podemos recordar la importancia que posee establecer un orden correcto de prioridades en nuestras vidas, mientras ejercemos el ministerio. La realidad es que la mayoría de las personas en este mundo, conscientes o no, tienen un orden de prioridades, pero la pregunta clave es ¿Este orden de prioridades es correcto?

Debemos tener muy presente que para los cristianos, las prioridades correctas están definidas por Dios en las Escrituras. En otras palabras, para nosotros lo más importante tiene que estar en armonía con lo que para Dios es realmente importante.

Podemos recordar algunos pasajes en las enseñanzas de Cristo relacionados con el orden de prioridades correctas en la vida de los hijos de Dios, como por ejemplo: Mateo 6:33; 22:34-40. Por esta razón, podemos enunciar el siguiente principio: Es importante colocar las prioridades en orden correcto para ser efectivos en el ministerio cristiano. Veamos tres ejemplos en este capítulo que demuestran esta verdad:

 


1.     El primer ejemplo nos enseña que los hogares son más importante que los edificios

 

(Neh.7:1-4). Una vez que el muro estaba terminado, tras un esfuerzo extraordinario de los judíos liderados por Nehemías, se toman una serie de medidas de seguridad para proteger la ciudad. Ahora bien, la razón para tales medidas son claramente expuestas en el versículo cuatro: “Porque la ciudad era espaciosa y grande, pero poco pueblo dentro de ella, y no había casas reedificadas”. Siempre que leo este pasaje me hace pensar en una analogía entre las casas y los hogares o familias que viven en ella. Esta analogía es usada en reiteradas ocasiones en la Biblia. Por ejemplo cuando Josué dice: “Yo y mi casa serviremos a Jehová” (Jos.24:15), o cuando Jesús dice en casa de Zaqueo: “Hoy ha llegado la salvación a esta casa (Lc.19:9), o cuando Pablo le dice al carcelero de Filipo: “Cree en el Señor Jesucristo y serás salvo tú y tu casa” (Hch.16:30).


Basado en esta comparación, y aplicándolo al contexto actual, podemos plantear que aunque es comprensible que anhelemos tener locales o edificios para reunirnos y desarrollar nuestro trabajo, no podemos pasar por alto que en el orden de prioridades de Dios la familia es más importante que los edificios. Es decir, que si como los judíos trabajamos muy duro en la construcción de un hermoso edificio, pero no trabajamos en la edificación de nuestra propia familia dedicándoles el tiempo que necesitan y guiándoles espiritualmente por medio de la Santa Palabra, no estamos haciendo las cosas en el orden correcto de Dios.


El Señor nos manda a trabajar en la familia que en su gracia nos ha regalado. Leamos los pasajes de Deuteronomio 6:1-9 y Jueces 2:7-10, y consideremos las siguientes preguntas: (1) ¿Por qué no conocieron a Jehová, ni la obra que Él había hecho por su pueblo? Simplemente porque no se les instruyó o enseñó. (2) ¿Quiénes era los responsables? Sin duda alguna, los padres. Las consecuencias de esto se resume en la frase de Jueces 21:25; 17:6: “Cada uno hacía lo que bien le parecía”. Algunos pasajes en el Nuevo Testamento que podemos considerar sobre el tema son Efesios 6:1-4; 1 Pedro 3:1-2,7 y 2 Timoteo 3:14-17. 


 

2.     El segundo ejemplo nos enseña que las personas son más importante que los recursos


(Neh.7:70-73). Los líderes, y el pueblo en general, se ocuparon en aportar recursos para la reedificación de los muros de Jerusalén, pero no se hicieron esfuerzos por garantizar que las personas se mudaran hacia la gran ciudad.

 

En el pasaje se nos aclara que cada uno siguió viviendo en su propia ciudad (v.73). Sabemos que es muy importante la cooperación financiera de todo el pueblo de Dios para levantar los recursos que se necesitan en el desarrollo de la obra. Un ejemplo clásico lo constituye la historia de la edificación del tabernáculo en tiempo de Moisés (Ex.36:2-7). También tenemos exhortaciones muy conocidas en el Nuevo Testamento como la de 2 Corintios 9:5-7.


Ahora bien, en el orden de prioridades de Dios las personas son más importantes que los recursos. ¿Qué significa esto? Entre otras cosas: (1) Que de la misma manera  que hacemos esfuerzos por buscar recursos, pero con más bríos aún, debemos hacer esfuerzos por ganar a las personas para Cristo, enseñarles la Palabra y servirles en sus necesidades. (2) Aunque no tengamos recursos financieros tenemos que seguir priorizando a las personas. Nuestro Señor Jesucristo no tenía donde recostar su cabeza, pero paso todo el tiempo de su ministerio sirviendo a las personas (Mt.9:35-38)

 

 

3.     El tercer ejemplo nos enseña que lo espiritual es más importante que lo numérico

 

(Neh.7:1-2). Es interesante notar que una vez terminado el muro y colocadas las puertas, antes de trazar un plan para traer a vivir al pueblo a la ciudad, lo primero que Nehemías nombra son los porteros, los cantores y los levitas. Especialmente los dos últimos grupos eran los encargados por Dios mismo desde la antigüedad de llevar al pueblo a la presencia del Señor, a rendirle toda la adoración y la alabanza que solamente Él merece. Con esta estrategia Nehemías quería asegurar la vida espiritual de la nación, porque como buen siervo del Señor estaba consciente que una ciudad muy poblada de personas, pero sin una relación profunda con el Padre Celestial está llamada al fracaso y la destrucción.

 

No cabe duda que lo espiritual es más importante que lo numérico. Aunque todos anhelamos ver los frutos del trabajo traducido en números, también sabemos que una multitud reunida en un templo no es sinónimo necesariamente de la bendición de Dios. Por supuesto, que lo ideal es que coexistan ambas cosas (lo espiritual y lo numérico). Si fuere necesario escoger entre estos, sin vacilar ni un segundo debemos escoger lo espiritual. En el contexto de la iglesia esto se traduce en personas realmente convertidas, gente santa que quieren agradar a Dios. En este sentido podemos recordar varios pasajes bíblicos que apuntan a estar gran verdad: Colosenses 3:1-5; 1 Pedro 2:9-12 y Romanos 8:1.

 

En resumen, es importante colocar las prioridades en orden correcto para ser efectivos en el ministerio cristiano. Algunos ejemplos que consideramos en este pasaje bíblico que demuestran esta verdad nos dicen: La familia es más importante que los edificios, las personas son más importante que los recursos y lo espiritual es más importante que lo numérico.

Pongamos nuestras prioridades en orden correcto para mejorar la efectividad del ministerio al que Dios nos ha llamado.

 

 

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